miércoles, 16 de marzo de 2011

Los Perfumes en la Biblia


Entonces una mujer de la ciudad que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo trajo un frasco de alabastro con perfume y estando detrás de el a sus pies llorando, comenzó a regar con lagrimas sus pies, y los enjuagaba con sus cabellos; y besaba sus pies y los ungía con perfume. Lucas 7, 37-39  S. Mateo y S. Marcos lo explican de igual forma, ahí se puede dar cuenta ya la importancia del perfume en tiempos de nuestra era y muchos más acontecimientos tiempos a de Cristo, como a continuación se explicaran.

José -hijo de Jacob- fue vendido por sus hermanos a unos mercaderes de esencias -de las tierras de Galaad en  Palestina que viajaban a Egipto para vender sus productos. En su larga y forzada estadía en esa región, los israelíes aprendieron las técnicas de la elaboración de perfumes y ungüentos, y la primera referencia bíblica a ese respecto se centra en su finalidad religiosa o litúrgica: es el propio Moisés quien le encarga al Gran Sacerdote Aaron  cada mañana y cada atardecer queme incienso y le agregue partes iguales de esencias de nataf,  ónix y junto al gálbano haga un perfume, quedando estrictamente prohibido el uso de esta mezcla para fines profanos. En su relato de la historia del pueblo de  Israel, la Biblia está llena de citas sobre el uso de perfumes, como los consejos que Noemí da a su nuera Ruth en el uso de fragancias para agradar más aún a Both o cuando  Judith se arregla y perfuma para seducir a Holofernes, encubriendo así su verdadero propósito de liberar al pueblo. El Cantar de los Cantares es una verdadera oda a la perfumería y los ungüentos.

En la Biblia encontramos nombres de los que podemos considerar los primeros perfumistas de Israel. Besleel, hijo de Ur­, “hijo de  Hur de la tribu de Judá y su discí­pulo Oholiab, hijo de Ahissamel  de la tribu de Dan.” (Ex. 37: 29) Ellos encargados de hacer el perfume ritual para el Santuario. Tení­a por tanto, la elaboración del perfume ritual, una especial significación y dignidad. Solo los servidores del culto podí­an encargarse de su elaboración.

La perfumerí­a en tiempos de Salomón debió conocer en aquella época un auge especial. Recordando la visita de la reina de  Saba que, intrigada por la sabidurí­a de Salomón llegó a Jerusalén con gran número de camellos cargados de aromas, oro y piedras preciosas (I Reyes 10: 2), y añade la Biblia: “Nunca llegaron aromas en tanta abundancia como la reina de Saba dio al rey Salomón (I Reyes 10: 10).


Versos del Cantar de los Cantares: “Eres huerto cerrado, hermana mí­a, esposa, huerto cerrado, fuente sellada. Tus brotes son paraí­so de granados con frutos exquisitos. Yo soy el narciso de  Saron , el lirio de los valles” (C.C. 2:1) “Nardo y azafrán, caña aromática y canela con todos los árboles del incienso, mirra y áloe, con los mejores bálsamos (C.C. 4: 14).

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