jueves, 10 de marzo de 2011

Perfume, significado a través del tiempo

El nombre de Perfume o Perfumes proviene del latín "per", por y "fumare", a través del humo, haciendo referencia a la sustancia aromática que desprendía un humo al ser quemado, usado para purificar. El sentido primitivo de estos perfumes era purificar y divinizar el cuerpo, además de alejar el mal y facilitar el paso al más allá.
Símbolo de lujo
Después de su aplicación divina, llegó el uso profano que los romanos popularizan asociándolo al lujo desenfrenado de la época de los emperadores.
Más tarde, en la Edad Media, los nobles convierten en un gesto habitual respirar láudano y ámbar de pequeñas cajitas perfumadas que llevaban en el bolsillo.
En la Italia del Renacimiento se impone la moda de perfumar los guantes inspirados en la famosa fragancia “piel de España”, que no era otra cosa que una piel de cabra bañada en esencia de rosa, perfumada después con sándalo, lavanda, clavo y canela, y finalmente, aromatizada con un fondo de almizcle, civeta y ámbar. Toda una sofisticación para la época.
Poco a poco comienza la perfumería que se extiende desde España a Italia y a Francia, y más tarde a toda Europa gracias a Caterina de Médicis. Las grandes damas fueron, sin duda, las impulsoras y las primeras en utilizar perfumes alcohólicos en sustitución de viejos aceites y ungüentos. Se crea el primer perfume de la historia: “Agua de la Reina de Hungría”.

Las grandes damas fueron, sin duda, las impulsoras y las primeras en utilizar perfumes alcohólicos en sustitución de viejos aceites y ungüentos

De la palabra Perfumería se desprenden cuatro significados, refiriéndose a un establecimiento comercial donde venden perfumes, al arte de fabricar perfumes, al conjunto de productos y materias de la industria del perfume, o al lugar donde se preparan los perfumes o se perfuman ropas o pieles.
En la actualidad, la palabra PERFUME se refiere al líquido aromático que usa una mujer o un hombre, para desprender olores agradables
Un perfume es la composición final de muchas notas que se mezclan en un cóctel de extractos animales, vegetales y sintéticos que recrean un aroma capaz de evocar sensaciones, recuerdos y pensamientos.
Directos al corazón y al cerebro, estos mágicos elixires tienen un poder de comunicación tan veloz como el olfato. Ni siquiera una poesía se puede comparar con el tremendo efecto que tiene un perfume. No hay que mediar palabra, sólo hace falta respirar su aliento para sentirlo aunque no queramos.
Pero, para que la fórmula del éxito se produzca, son necesarios años de trabajo para su elaboración. Como media, entre 3 y 5 años suele ser la tónica habitual hasta conseguir la mezcla exacta de aceites y esencias.
Sin embargo, y después del costoso proceso de elaboración, sólo son unos pocos los elegidos para formar parte de la historia. Si cada año se lanzan 300 perfumes, finalmente perduran como mucho 3 ó 4.


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